lunes, 30 de noviembre de 2015

XII SUBIDA A DRAGONTE

Ayer domingo 29 de noviembre se celebró la XII edición de la clásica DRAGOMAN, la ya mítica ascensión desde Villafranca del Bierzo hasta la localidad de Dragonte, impulsada por el infatigable amigo Basurco, y que de año en año, aumenta exponencialmente su inscripción.


En esta ocasión los organizadores ofertaban hasta cuatro modalidades diferentes de participación: andaina, trail, canicross y subida clásica. Más de 1000 participantes nos agolpamos junto al castillo, dispuestos a combatir el intenso frío, venciendo al dragón.
Numerosísima presencia valdeorresa en todas las pruebas, con miembros del trotadas, del adas, del fluvial, de Petín etc. Por allí andaban calentando entre otros muchos, Paco Bao, Miguel, Sergio Romero, Mara, Merce, Annie, Fito, Juan, Kissy, Diego, Amelia, Ángel de la Mata, Manu Ares, Raquel, Manolo de Arcos, Jesús, Silvia...

 La salida de los andarines, prevista para las diez, se retrasó casi media hora, ya que era imposible repartir tantos dorsales como era necesario. Poco a poco se último todo y se fueron dando las distintas salidas para ir afrontando las empinadas rampas hacia Dragonte.

 A unos más y a otros menos, a todos nos costaba trepar, y el jadeo de las respiraciones era buena prueba de que ninguno subía demasiado cómodo, precisamente.


 En meta, nos esperaba un consomé o sopa castellana. Al parecer también hubo incluso jamón, pero la gula de unos pocos, impidió que llegase para todos.

 Tras abrigarnos y reponer un poco de fuerzas. volvimos sobre nuestros pasos para regresar a Villafranca, donde esperaba la entrega de premios y una paellada para los que quisieron quedarse hasta el final.
En definitiva, una prueba entrañable, dura donde las haya, organizada con muchísimo cariño, y cuyos pequeños fallos solo imputables a la masificación, no empañan el excelente trabajo de todo un equipo de entusiastas amantes del deporte. Gracias y a pensar ya en la próxima edición.





Las últimas siete fotos son gentileza de Ángel de la Mata (los grandes campeones si no pueden correr, animan y hacen fotos) ¡muchas gracias, amigo!

lunes, 16 de noviembre de 2015

TODO X 100

En septiembre de 1983, aprovechando que tenía unos días de vacaciones en la mili tras la jura de bandera, decidí correr la maratón de San Mateo de Valladolid. Por entonces ya había tenido ocasión de participar como juez de atletismo en varias ediciones, y el gusanillo de correrla me andaba rondando la cabeza. De aquellas solo había hecho una vez en mi vida una distancia superior a los 14 kms, en la media de San Pedro Regalado del año 80 y no tenía ni idea de lo que suponía enfrentarse a esta distancia. El resultado fue que salí muy lento a cinco minutos el km, hasta que en el quinto cambié para pasar la media por debajo de 1h 29 hasta que en el famoso muro me pegó el hombre del mazo, y así andando llegué a meta en 3h 18. Me prometí que no volvería a cometer ese error y que la próxima maratón bajaría de las tres horas. Pero por medio se metieron las lesiones y ya nunca volví a conseguir esos registros. Eso sí, con varias interrupciones por las hernias discales, la prótesis en la columna etc, seguí corriendo hasta que casi sin darme cuenta habían pasado 32 años y ya tenía 99 maratones finalizadas. Quedaba la 100.
 
Y entonces surgió la oportunidad de recoger el guante que los organizadores de la Torozos nos habían hecho el año pasado para llevar el globo de 6:30, y Miguel y yo, aceptamos el reto y nos fuimos a esta bella comarca vallisoletana con nuestras familias. La mañana amaneció fresquita como corresponde a la época y cubierta de una espesa niebla que apenas permitía ver una veintena de metros.
Con estas condiciones, la benemérita, siempre velando por nuestra seguridad, obligó a Abel y a su hijo a retrasar una hora la salida, algo que todos sabíamos no iba a servir para nada, puesto que era patente que la niebla ya no iba a levantar en toda la mañana.
Aprovechamos el retraso para saludar a amigos como mi compañero de colegio Francisco Ruiz "Pachín", con quien tantas carrerillas compartí siendo niño.
La sorpresa me llegó no solo con la pancarta del trotadas que desde Valdeorras mandaba mi buen amigo Paco Bao, sino con las atenciones que Miguel había pactado con la organización, como el hecho de que me asignasen el dorsal número 100.
Por su parte, Merce apareció con tres trabajadas pancartas en plan manifa, con una foto mía de cuando aún tenía algo de pelo y la barba oscura.
Leti había preparado también un poster de ánimo, así que no quedaba otro remedio que echar a correr.
La salida se dio desde el interior del castillo de Torrelobatón, todo un lujo del que no creo puedan presumir demasiadas maratones en el mundo.
tras un pequeño bucle por sus calles empezamos la larga subida  camino de Castrodeza.
La maratón de Torozos atraviesa los pueblos de esta comarca y sale cada año de uno de ellos, pasando además de los ya nombrados, por Wamba, Peñaflor de Hornija y San Pelayo.
Ahí se ve a Pirri, otro de los que han pactado con el diablo para no envejecer y encima seguir llegando de los primeros.
Desde la salida, nuestro grupo se conformó con Miguel Angel, mi hermano Fer que corrió como nosotros la semana pasada la de Oporto y que en un par de semanas se enfrentará al reto de la maratón de Panamá, que es su verdadero objetivo de la temporada, y el madrileño Javier, con su camiseta verde de las moléculas algodoneras.
Esta maratón tiene la peculiaridad de que se corre en grupos hasta que en el km 30 se permite un tramo libre hasta la meta.
Se trata de un recorrido sube y baja, desde el valle hasta el páramo y viceversa, discurriendo por unos paisajes hermosísimos, que en esta ocasión no pudimos disfrutar por culpa de la niebla.

La organización se preocupa sobre manera de los corredores con un nutrido grupo de voluntarios, muchos de ellos en bicicleta que acompañan a los corredores y velan por su seguridad.







Cada año son más los valientes que se atreven a afrontar este reto en está época tan adversa, incluyendo a varias mujeres.
Protección civil, ambulancias, avituallamientos siempre a nuestra disposición.

Y así iban pasando los kms, a nuestro ritmo prefijado, con el apoyo de nuestros incondicionales, Litos conduciendo entre la niebla y Raquel haciendo fotos. Vaya lujo de cuatro seguidores aplaudiendo sin parar a todos los participantes.


Por momentos, atravesar estos pueblos de piedra milenaria cargados de historia, envueltos en esa niebla tan intensa, era una experiencia inenarrable.




Fueron pasando los kms y mis fuerzas empezaban a flaquear, pero ahí estaban Miguel y Fer, Fer y Miguel para llevarme en volandas, aflojando cuando veían que yo me quedaba y tratando de distraerme con anécdotas y chistes, que se intensificaron en los últimos tramos.

La última subida hacia el castillo de Torrelobatón fue emocionante, con las camisetas que Leti y Carlos me entregaron para entrar en meta, hechas a mano por ellos la noche anterior, y con las bengalas con el número 100 metros antes de la meta.
En esos metros reviví rápidamente muchos de los sentimientos de todos estos años, me acordé de cuando corría con mi padre, con mis hijos, que han crecido viéndome correr... y no pude evitar más de un sollozo.

En meta me fundí en un emotivo abrazo con Miguel y Fer, agradeciendo su apoyo y su amistad.
Y como no, con Raquel, que también ha corrido conmigo estos 100 maratones a lo largo de 32 años. No creo que haya en España nadie que haya hecho tantos kms como animadora y que haya aplaudido a más corredores que mi mujer.

Miguel, en otro detalle más, había preparado un diploma alusivo al evento que me entregó nada más llegar a meta.

Y esas sopitas de ajo, que nos supieron a gloria nada más cruzar la línea final.
Hace 28 años que mi hermano Fer debutó en maratón haciendo también conmigo la maratón de Valladolid, Luego hicimos juntos en el 98 la de San Sebastián, como despedida cuando se fue a vivir a Panamá. Ahora al fundirnos en ese abrazo volvemos a despedirnos hasta dentro de algún tiempo, quién sabe si pronto seré yo quien vaya a Panamá a acompañarle en su maratón 

Se me olvidaba, entramos casi cerrando la carrera, en 4h y 43 minutos, dentro del tiempo al que nos habíamos comprometido.

¡Qué lujo tener estos amigos y esta familia! ¿O alguien puede presumir de tener un compañero que hace todas sus maratones a tu ritmo para ayudarte renunciando a sus propias marcas una y otra vez?
¿O de tener una mujer a la que no le importa viajar, madrugar, pasar frío, y hasta aprender a leer los mapas con tal de estar contigo?
 ¿O tener un hermano al que no le importe jugarse su metódica preparación para disfrutar corriendo a tu lado?
¿O tener un hijo que coge a su novia y se la trae a pasar frío el único día de la semana que podrían descansar de sus duros entrenamientos en la blume y que son capaces de siendo dos atletas de alto nivel, valorar que lo que ha hecho su padre no es una moda sino una leyenda?

Gracias pues a todos, empezando por los organizadores, voluntarios, compañeros, incluyendo a la periodista de El Norte de Castilla que tuvo la gentileza de entrevistarme. No sé que será de mí dentro de un año, pero de alguna manera, tengo un compromiso con Torozos y su maratón que siempre tendré que recordar