lunes, 16 de marzo de 2015

II MARATÓN DE PALENCIA

Es Palencia una tierra con fama de ser áspera y fría; tierra de cereales que se esparcen por campos abiertos que parecen no tener fin, rotos de cuando en vez por un otero, pintados aquí y allá por un rebaño de ovejas; tierra de inviernos también interminables; tierra de gente dura y curtida, como la propia tierra; tierra en la que quien sabe si un loco o un visionario, quiso trazar, quizás por emular el "camino", otro camino, esta vez de agua, para que unas mulas tirando de barcazas dieran sentido a la mayor obra de ingeniería de la España de la época. Hoy, casi abandonado ese Canal de Castilla, otros locos, han querido rendirle un merecido y nostálgico homenaje, celebrando una maratón en sus solitarias riberas.



Y en esta segunda edición quisimos estar Miguel y yo, deseosos de finalizar nuestra maratón número 26 y 93, respectivamente. La mañana se preveía fresquita, con una temperatura en torno a los 3 grados, con el cielo bastante cubierto, pero con escaso viento. En la salida saludamos a otros locos enamorados como nosotros de este deporte, compañeros y amigos de muchas otras carreras, el gran Santiago Hitos, con sus más de 200 maratones a cuestas recién llegado desde Castellón, el navarro Babi Oroz, Idoia con su camiseta mítica de Hernani, o el tudelano Enrique Benito, uno de los más jóvenes de cuantos se han apasionado de esta locura de los 42 kms, o Gabriel Ruiz, el incombustible organizador de las maratones de Aguilar, Boedo y también alma mater de esta tercera prueba en la provincia (¡qué tipo tan fenomenal!, si cada uno de nosotros organizásemos tres maratones, no habría días en el año para tantas pruebas...)




Merce y Raquel se juntaron con Miriam y salieron al km 11 para animar un ratito nuestro paso, ya que al ser un recorrido a lo largo del canal, no es posible hacer mayor seguimiento de la prueba. Luego visitaron el museo del agua y dieron un paseo por Palencia, para ver su hermosa Catedral, a la que llaman la bella desconocida. (¿A que parecen las mujeres de negro de la troika?)





Mientras tanto nosotros fuimos devorando los kilómetros a un ritmo de 6 minutos, con bastante regularidad. En torno al tercio de la prueba, alcanzamos a Nacho Argüelles, asturiano de Lugones, con quien compartiríamos el resto de la mañana. Todo se desarrolló sin mayores contratiempos, salvo un pequeño error de los organizadores en la señalización de los kms, que nos desconcertó un tanto, pero que se aclararía en los metros finales de la prueba.







Al final, conseguimos nuestro objetivo, entrando en 4h y 15 minutos en los puestos 51, 52 y 53, de los 59 participantes que finalizaron la carrera.





El buen sabor de la maratón quedó más endulzado si cabe con una buena comilona en uno de los restaurantes de la localidad.



Queda en el recuerdo, la quietud del agua en la dársena del canal, su lento discurrir que acompañó nuestra marcha , y su acelerado precipitarse en las esclusas. Bello paisaje para una maratón muy especial a la que nos gustaría volver en futuras ediciones.