domingo, 19 de febrero de 2017

MEIA MARATONA DE AMARANTE

Este fin de semana, Miguel Angel, Paco y Carlos, se fueron con sus respectivas, Merce, Marta y Raquel, y la perrita Xisca, hasta la localidad de Amarante, situada a unos 50 kms hacia el interior de Oporto, para participar en su III Meia Maratona. Pese a que el sábado el día estuvo bastante lluvioso, el domingo 19 de febrero amaneció radiante, sin una sola nube, con un sol espléndido y una temperatura muy suave y agradable.
El circuito, un ida y vuelta que permitía irnos cruzando con el resto de los participantes, resultaba bastante duro debido a los continuos toboganes que jalonaban la mayor parte de la prueba.
Desde un principio teníamos muy claro que debíamos olvidarnos del puesto en el que íbamos, y que lo importante era marcar nuestros ritmos, con el objetivo de correr en torno a los 7 min por km, lo que nos debía permitir bajar de las 2 horas y media. Todo estaba orientado a servirnos de preparación para la maratón que afrontaremos juntos en mayo en Praga. Poco a poco fuimos cubriendo kms y pillando a algunos corredores, que curiosamente se retiraban cuando les dejábamos atrás, impidiendo que nos librásemos de la pesada ambulancia que nos perseguía. Entre el km 10 y el 14, la carretera se empinaba mucho más, así que tuvimos que administrar el pequeño margen que llevábamos para iniciar la bajada hacia meta dentro de lo previsto. Nuestro esfuerzo se vio recompensado al conseguir nuestro objetivo de entrar en meta los tres juntos en 2h y 27´09", medio minuto por debajo de los 7 por km planificados.
Por supuesto, nuestras chicas y Xisca, además de animarnos, participaron en una caminhada de 5 kms. y como siempre en estos casos, aprovechamos para hacer turismo y comer bacallau.
En meta, además de las correspondientes medallas, nos obsequiaron con el regalo más típico de la localidad, unos dulces en forma de miembro viril, denominadas "bolos fálicos", y que se ofrecen a San Gonzalo para que las mujeres entradas en edad, encuentren novio y tengan descendencia. El asunto en cuestión, nos proporcionó más de un buen rato a lo largo del fin de semana.
Ahora a seguirnos preparando para que en mayo todo vaya sobre ruedas en nuestra experiencia checa.
 
 Con nuestro amigo Antonio Sousa, un fenómeno que paró el crono en 1h 17 min.
 Los siete magníficos (por cierto, Xisca encandiló a los portugueses y se portó de maravilla)
¡A correr, chicos! 

 ¡Jolines!,esto pica "to pa rriba"
 Antonio Sousa, peleando en las primeras plazas
 Y los tres mosqueteros, peleando en las últimas, y contra el temido pavés

¿tudo ben?... ¡de maravilla!
¡Hasta luego, chicas, nos vemos en meta!
 El capitán trueno, que caería víctima de las escarpadas pendientes
A ver si nos libramos de la ambulancia
 ¡Vaya cuatro patas pa un banco!
 Se acabó la caminhada, ahora a esperar a los colegas
 Y ahí estamos, en meta: al sprint, faltaría más
 Objetivo cumplido
 ¡Qué medallita tan bonita!
 Prepárate Praga, que esto ya no tiene freno
En meta, con Antonio
¿qué andas buscando ahí abajo, Miguel?, ¿te ayudo yo?
¡Que pastel tan dulce!
 ¿Y qué me decís de Castelao?
Pues eso, colorín colorado y que hasta la próxima.
 
 
 
 

miércoles, 1 de febrero de 2017

MARATON DE FUNCHAL

El domingo 29 de enero tuve la fortuna de participar en la maratón de Funchal, completando así mi 109 maratón. La ocasión de visitar la isla de Madeira para participar en la carrera me animó a acudir a una cita reciente en el calendario y que se antojaba atractiva.
El sábado por la mañana volamos desde Oporto hasta la isla portuguesa. Allí alquilamos un cochecito lo que nos permitió recorrerla en los tres días que estuvimos por allí. Se trata de un archipiélago de origen volcánico cuya isla principal, Madeira está bastante poblada, sobre todo en el entorno de su capital, Funchal con alrededor de 100.000 habitantes. Una sobreexplotación turística con grandes cadenas hoteleras ha masificado en exceso la costa sur de la isla. La isla es tremendamente montañosa, con picos cercanos a los dos mil metros de altura, muy cerca de la costa, por lo que las carreteras son muy tortuosas y pendientes, tremendamente estrechas y peligrosas, salvo la reciente vía rápida que circunda gran parte del perímetro insular. Las vistas desde los múltiples acantilados es fantástica y la vegetación exuberante y muy variada. Hay quien dice que la isla, descubierta por los portugueses a comienzos del siglo XV es el auténtico paraíso. La verdad es que lo pasamos muy bien en nuestras excursiones a los pueblecitos,  Machico, Santa Cruz, Canical, Porta da Cruz, Faial, Ribeiro Frio, Guirao, Camacha, Posio, Camara de Lobos... sobre todo del este, disfrutando de sus paisajes y como no, de sus comidas típicas, como el sable, la carne espetada o la polenta (masa de maíz frita). Probamos la poncha (ron de caña con zumo de frutas tropicales) y en definitiva hicimos una vez más, turismo deportivo y gastronómico.
En cuanto a la maratón, se celebraba conjuntamente con pruebas de medio maratón y mini maratón. En la prueba grande la participación no llegaba a un par de cientos de corredores provenientes de una veintena de países. Como curiosidad debo señalar que fui el único español de la carrera. Tuvimos que abordar un circuito complejo con dos partes diferenciadas a las que había que dar cuatro vueltas. Recorrido muy ondulado con escaso público y una temperatura agradable en torno a 18 grados, nublado pero con bastante humedad.
Desde la salida ya era consciente de que mi papel era cerrar el grupo y tras la pequeña rotura de fibras en el gemelo de la semana anterior en la media de Viana, tampoco aspiraba más que a terminar la carrera. Raquel como siempre se dedicó a animarme en múltiples puntos y a soportar estoicamente mi llegada a la meta que se produciría en 5h y 26 minutos en el puesto 137 de los 138 que llegaron a meta.
Ahora a recuperarme para la media de Amarante en la que estaremos con Paco y Miguel, como preparación para la maratón de Praga, que abordaremos juntos en el mes de mayo.
El mirador de Garajau (por la carretera del fondo bajamos con el coche con los congojos en la boca)
Delante de la peña del aguia, espectacular precipicio al borde del Atlántico

con Luis Pires (139 maratones, 60 años y que se calzó 3h 40 minutos) y Carlos Ripolins (59 años y 3h 56), con los que volamos desde Oporto (luego ellos seguirían volando también en la carrera)

Con Antonio Sousa, que a sus 47 años lideró la prueba durante gran parte de la misma, para finalizar 4º en 2h 54 min. Con él también viajamos en el avión y ya quedamos en vernos en Amarante.

Peleando durante la primera parte de la prueba con este danés de 70 tacos, que pasito a pasito me dejó tirado a mitad de recorrido, junto a una plantación de plátanos.

¿Sabes cuantas vueltas me quedan?

Sufriendo en uno de los múltiples toboganes

¿Quieres un poco de agua?

Más descansado en la parte más llana, junto al mar

Por la ciudad vieja, junto a la Sé de Funchal, padeciendo el pavés

Vete para meta, que entro en la próxima vuelta

Llegando a meta, junto al hotel cinco estrellas de Cristiano Ronaldo

Mi camiseta de 100 maratones era una más entre varias que llevaban un eslogan similar. Al fondo puede verse una de las partes altas de Funchal, esparcido en lo que llaman "El Monte"

El mirador de Guirao, un acantilado vertical de 580 metros de caída libre, visible a través del suelo acristalado

El jardín botánico, muy deteriorado por el incendio del verano pasado, con una de las casas típicas de la isla

El mirador de Cristo Rei, imitación en pequeño del de Rio de Janeiro

Por todas partes acantilados y plantas de aloe vera

Donde antes se despiezaban las ballenas, ahora hay una playa de piedras volcánicas.
¡Hasta siempre, Madeira, también te llevo en el corazón!