jueves, 8 de noviembre de 2018

XV MARATONA DO PORTO

Un año mas, Los Trotadas de Valdeorras y Os Troteiros de Vigo, nos desplazamos a la bonita ciudad de Porto a disputar la XV edición de la Maratona Do Porto 2018.






Por parte de Los Trotadas fuimos Carlos, Fran y Miguel y por Os Troterios Rafa, Ángel y Miguel.


Aprovechando el puente de Todos Los Santos pasamos un par de días disfrutando de los encantos del norte de Portugal. Una vez en Oporto, tocaba cumplir con ese mágico ritual de la retirada del dorsal en la Feria del Corredor, momentos en los que se mezclan ilusiones y miedos a partes iguales. Aprovechamos el resto de la tarde para tomarnos una Super Bok, cenar y tomar el crepe de Nutella para recargar las pilas.


El día de la carrera amaneció cubierto y lluvioso lo que unido a la multitud de participantes nos impidió realizar una foto de grupo antes de la salida, es más, nos fuimos capaces de salir todos juntos ya que nos fue imposible encontrar a Carlos y Raquel que accedieron a la salida por una zona diferente a la nuestra.







En los primeros kms el ritmo lo impone la carrera, ya que el volumen de participantes no deja espacios libres para llevar tu propio ritmo, aún así esto mo impidió que Fran poco a poco nos vaya tomando unos metros de distancia. Hacia el km 3 en una de las idas y venidas del recorrido podemos ver a Carlos unos cuantos puestos por delante nuestra. En otra de las idas y venidas vemos que la distancia con Carlos se ha reducido y hacia el km 8 ya estamos a su altura, aprovechamos la ocasión para saludarnos y correr unos minutos juntos,  hasta que me vuelco a unir al grupo de Os Troteiros. 









Tenemos la oportunidad del saludar la grandísimo marchador Julian Iglesias, participante asiduo a esta distancia con su inseparable camiseta de la selección nacional de atletismo.



Así van discurriendo los kms, hasta llegar a algunos de los momentos más emotivos de la carrera, cómo son el paso por "A Ribeira" y el paso por le Puente de Hierro que une Porto  con Vilanova de Gaia,  donde se encuentra el paso de la media maratón y una de las pastelerías mas famosas de Portugal por sus natas y allá me voy a por una,  vaya cara de asombro puso la chica de la pastelería cuando me vio entrar y el pedí una nata. Trás este parón, me vuelve a tocar apretar para alcanzar la grupo de Os Troteiros. Entre este punto y el km 32 nos volvemos a cruzar con Fran que marcha unos minutos por delante y a Carlos unos minutos por detrás.










Decido abandonar el grupo de Os Troteiros para intentar alcanzar a Fran y entrar juntos en meta, a partir de este punto la climatología empeora y empieza a llover con más intensidad, así que toca apretar los dientes y tirar hacia delante, sorprendentemente las piernas me responde ¡se ve que la nata me ha sentado bien!, en pocas ocasiones a estas alturas de la maratón me he encontrado tan bien. A 1 km de la meta cuando ya había perdido la esperanza de alcanzar a Fran, lo veo unos metros por delante, sin saber de dónde saco fuerzas y por apenas 5 segundos no puedo alcanzar al Fran antes de cruzar la meta.






Una vez en la meta, foto en la llegada y a buscar las mochilas para cambiarse de ropa y esperar por Os Troteriros y Carlos, pero con la que estaba cayendo se monto un lío impresionante y tuvimos que marchar al hotel a cambiarnos de ropa, con lo cuál no pudimos esperar por Carlos que apenas entraba unos minutos más tarde.

A pesar de que la lluvia deslució la llegada, fue un gran día para todos y de hecho todos tuvimos un buen día; Fran y yo en 4h 10 estábamos en la meta, Os Troteiros en 4h 15 y Carlos unos minutos más tarde 4h 33.

A pesar del error de la organización en la entrega de las mochilas, error por el que por cierto el director de la carrera ha pedido mil disculpas, para mí sigue siendo una gran maratón en la que el cariño por todos los participantes queda demostrado por los honores con los que se recibe al último en cruzar la meta, OLÉ, OLÉ y OLÉ por la organización y el año que viene ¡VOLVEREMOS!




Miguel.

domingo, 10 de junio de 2018

MEIA MARATONA DE CAMINHA Y 10 KMS EUROCIDADE

El sábado 9 de junio, un año más, nos llegamos hasta Caminha (Portugal), para participar en la IV edición de su sunset meia maratona.

 Como siempre, unos nos atrevíamos con la distancia de los 21 kms, y otros con la camiñada sobre 5.

También como ya viene siendo una rutina, volvió a hacer una tarde de perros, sin dejar de llover en toda la carrera.

En la salida, saludos a amigos como Fernando Martínez (lo siento, no tengo foto)

Y la muy agradable sorpresa de encontrar a un barquense de pro, Alejandro Fernández, que la remataría en 1 hora y 53 minutos.

La tarde no estaba para grandes alborozos, así que decidimos ir tranquilos, todo el retito juntos, Miguel, su amigo Angel Cores, y yo.

Menos participación que otros años, y eso sí, agua para aburrir.

A nuestro trote cochinero, poco por debajo de los seis minutos por km, entramos en meta en 2h y 3 minutos.

Medallita y otra más a la talega. Y a cenar y acostarse temprano que a la mañana siguiente hay otra carrerita pendiente.
Y es que aprovechando el viaje, Miguel y yo decidimos debutar en los 10 kms de una prueba llamada Eurocidade, que se disputa entre las localidades de Tui y Valença do Miño, alternando cada año el recorrido, cruzando la antigua frontera a través del centenario puente de hierro sobre el Miño.

Afortunadamente, aunque estaba nublado, no nos llovió.

Este año, todo lo recaudado con las inscripciones iba destinado a las víctimas del reciente accidente acaecido en Tui con la explosión de un almacén pirotécnico.



Poco más de doscientos participantes para afrontar un trazado muy exigente de subidas y bajadas entre las dos ciudades fronterizas.

Cuanto más bonito era el trazado, más duro se volvía.

A muy poquitos pudimos dejar por detrás, consiguiendo no sin esfuerzo bajar de los 59 minutos.


Excelente organización en ambas pruebas y trato muy correcto. ¡Lo bien que te tratan en algunos sitios con inscripciones casi simbólicas!

Ha sido un fin de semana duro, y para recuperarse había que elegir entre tomar algún medicamento...

o meterse un buen cocido... ¿adivináis lo que elegí yo?




lunes, 7 de mayo de 2018

EDP Vitoria-Gasteiz Maratón Martín Fiz 2018

Este pasado fin de semana en compañía de Fran y nuestras infatigables compañeras, toco la que sería mi tercera  participación en esta maratón. Este año se disputaba la XVI edición del Maratón de Vitoria Martín Fiz y cómo en las dos ocasiones anteriores me voy con una sensación agridulce, aún hay detalles que no están a la altura de una maratón que lleva el nombre de un campeón como Martín Fiz. Ya en la primera y tras dirigirme a ellos para comentar algún detalle, recibí las excusas del propio Martín Fiz a través de la organización y alguna llamada telefónica intercambiando opiniones, en está ocasión han incluido una de mis reclamaciones y han publicado en la clasificación a una atleta con un tiempo superior al oficial, creo que vamos en el buen camino, hay que reconocer el mérito y el buen hacer de los organizadores, pero aún hay que pulir algunos pequeños detalles para que no desmerezcan todos estos esfuerzos.


El sábado por la mañana llegada al hotel y una comida ligera, ya que nos esperaba una tarde gastronómica por algunos de los mejores gastrobares de Vitoria, nos dirigimos a los que pensábamos que era la feria de corredor y resulto ser un mostrador en una esquina de un centro comercial completamente anodino y sin nada relacionado con la maratón, lo que nos privó de ese ambiente excepcional que se respira en todas las ferias del corredor la tarde anterior a la maratón, un detalle a pulir.



Tras un pequeño paseo para reconocer los puntos del recorrido donde se iban a situar Merce Y Remy para seguir la carrera, llego el encuentro con nuestros anfitriones Merche y Javi (A quién tuve la oportunidad de conocer en mi primera participación en la Maratón de Vitoria y con quién compartí más de 30 kms en la que era su primera maratón), que nos acompañaron en nuestra visita gastronómica por Vitoria; en la que por supuesto no pudo faltar el pincho de huevo frito con patata, solo por disfrutar de esta delicatesen merece la pena el viaje a Vitoria. Finalizamos la ruta en el Aldara, un curioso bar en el que prácticamente solo se sirven cafés ¡pero que cafés! y a eso de media noche de vuelta al hotel, mientras nuestros anfitriones se fueron a darle vidilla al cuerpo y marcarse unos pasos de salsa.




Llego la mañana de la maratón, tras la liturgia habitual cuando nos dirigimos a la zona de salida.



Nos sorprendió la marea de camisetas azules conmemorativa de esta edición que nos acompañaban, al poco tiempo nos dimos cuenta que le había entregado la misma camiseta a los participantes del 10 km y la media maratón, lo que unido a que la salida de las tres pruebas de realiza al mismo tiempo, un esfuerzo muy habitual en estas maratones con una participación reducida, para buscar una foto masiva en la salida. Aún así opino que la camiseta conmemorativa ( muy bonita por cierto) solo se le debe entregar al que realmente participa en la maratón y al resto otra camiseta diferente, otro detalle a pulir.




Ya incluso unos minutos antes de la salida ya no dimos cuenta que el Sol iba a ser implacable y que la anunciada subida de temperaturas iba ser real. Durante los primeros kms, con una temperatura agradable, pudimos  mantener un ritmo cómodo con el objetivo de acercarnos a las 4 horas además de intercambiar comentarios y experiencias con otros participantes, incluso desviarme del recorrido para saludar al gran Santi Hitos. 



Entorno al km 7 se unió a nosotros Emilio en la que era su primera maratón con quién compartimos kms hasta el 28 (finalmente entró en meta apenas unos minutos más tarde, nuestra ¡Enhorabuena!), punto en el que los kms ya empiezan a pesar, lo que unido al calor y que a partir del avituallamiento del km 15 dejaron de entregar botellas, no permitía hidratarse correctamente sin parar de correr empezaba a pasar factura. 



Es curioso en los primeros avituallamientos cuando la mayor parte de los participantes, apenas dan un sorbo de agua y luego tiran la botella, había agua en botella y en vasos para todos los participantes. En el momento que solo quedamos los participantes de la maratón y cuando el calor aprieta ya no hay botellas, solamente nos entregaron una botella en el km 25 que correspondía con el km 17 de la media y otra en el km 35 que se correspondía con el km 5, algo que resultó insuficiente cuando a partir de la 12 de la mañana y falta de más de una hora para finalizar ya superábamos ampliamente los 20ºC, probablemente el calor sorprendió a los propios organizadores, una esponjas o botellas en los avituallamientos hubiese venido bien, creo que es un detalle a tener en cuenta por si se repite este calor en próximas ediciones.


Durante los 35 primeros kms mantuvimos un ritmo cómodo y homogéneo ligeramente por debajo de los 6 min/km que nos permitía albergar la esperanza de repetir el tiempo de paso en la primera media (2:03:30) y poder dejar la marca por debajo de las 4:10:00. 



Pero como en toda maratón nada está escrito hasta que cruzas la meta, en el km 37 se nos acaba el agua de la botella en una larga y ancha avenida expuesta al Sol, sin ningún tramo con sombra y con una temperatura que ronda ya los 24ºC; decidimos bajar el ritmo y ser conservadores. 



Entre el km 38 y 39 comienzan las molestias a la rodilla de Fran y así llegamos hasta el km 40. Van pasando los metros y el avituallamiento no aparece la sensación de sed empieza a ser desagradable y ¡Sorpresa! uno 500 metros más adelante reaparece otra vez el cartel del km 40 en ese momento nos decidimos a caminar hasta llegar al avituallamiento. ¿Cómo es posible que haya dos carteles del km 40? la única explicación que se nos ocurre es que cómo el recorrido está plagado de rotondas y en la mayor parte del recorrido compartimos las avenidas con los vehículos, reservando el carril derecho a los corredores; implica que la mayor parte de las rotondas las hicimos por el carril exterior y estos 500 metros son la diferencia entre el recorrido homologado y el recorrido real, lo que explica que mi GPS al entrar en meta registrase una distancia total de casi 44 kms,  a pesar de este pequeño fallo hay que reconocer que la regulación del tráfico estaba muy bien organizada.



Por fin Llegamos al punto de avituallamiento, cogemos un par de vasos agua y seguimos caminando hasta que se nos hidratamos de nuevo, un último esfuerzo y entramos en la calle Dato, unos 500 metros de calle con bastante público con el arco de llegada al fondo; en ese momento desparecen los dolores, el calor, la sed ... además en la meta nos esperan Merce y Remy ... nos venimos arriba ¡demasiado arriba! y finalmente la cruzamos en 4:16:06.



¡Objetivo cumplido!