¡Qué pasada! y ¡qué difícil resumir en pocas palabras todo lo sucedido y sentido a lo largo de las últimas 24 horas!
A las 8 de la mañana ya estábamos en Ponferrada, entregando las mochilas para el primer cambio de ropa. La salida, prevista a las 9:30 para las bicis y a las 10 para los corredores, se adelantó varios minutos. Allí estábamos, aunque no todos nos viésemos, un buen grupo de valdeorreses. Pablo Israel, Jose Antonio Alonso, Miguel Ortiz, Jose Parra, para la prueba ciclista, Víctor Fernández para el duatlón, Fernando Gil para la maratón y siete más para los 101 a pie: Julián, Manuel, Diego, Adolfo, Miguel, Sergio y Carlos. Y en una prueba que se desarrolla a lo largo de muchos kms y muchas horas, es imposible saber lo que le ha sucedido a cada uno salvo que hayas estado presente, por eso eso hablaré de lo que pude ver y vivir en primera persona.
Día de tremendo calor y terreno muy duro y exigente. De la organización, en general bien pero con importantes lunares. Lo mejor: el paisaje y los voluntarios, incansables en su labor de asistencia. lo peor: muy deficiente señalización en los kms finales, los nocturnos, cambio no previsto y mal anunciado del recorrido en sus últimos kms, dorsal de papel que sobrevivió malamente al sudor etc- etc.
Mención aparte y con letras mayúsculas para nuestras esposas y amigos, infatigables siguiendo de pueblo en pueblo, con su cariño y su apoyo logístico, que como siempre, con el coche de avituallamiento, hicieron extensivo a muchos corredores desamparados al caer la noche. Hay cosas que no pueden pagarse con dinero. El cariño y la amistad es una de ellas. Muchísimas GRACIAS, de todo corazón.
Del desarrollo de la prueba, Sergio, Miguel y Carlos, salimos los últimos y fuimos remontando posiciones a base de "caco", esto es, caminar en las subidas y correr o trotar en las bajadas, si el trazado lo permitía. Así fuimos haciendo distintos grupitos para mejor sobrellevar el esfuerzo. Ya de salida, Sergio nos confesó que estaba enfermo, algo acatarrado, y que había tenido que tomar medicinas para afrontar la prueba. Eso hizo, que a pesar de su tesón, a medida que pasaban las horas y los kms, su estado físico se deterioraba. Para él comenzaba un calvario, con dolor de estómago y nauseas, que por momentos le hacían demudar la sonrisa en un rictus de sufrimiento. Trataba de disimular, especialmente en nuestros encuentros con el grupo de apoyo, para que Patricia no supiese lo mal que iba, pero aquello no tomaba buen cariz. Tras la ducha del km 37 en Puente Domingo Florez, parecía que iba a mejorar, pero la subida a Trones y el posterior ascenso hacia Yeres, unido a un calor sofocante, acabaron por destrozarlo. Un poco antes supimos de la torcedura de tobillo de nuestro buen amigo Adolfo, que circulaba un poco detrás de nosotros y que se vería obligado al abandono. En Yeres, y con lágrimas en los ojos, Sergio nos confirmo lo que temíamos y no queríamos oír: se retiraba. Todos los meses de entrenamiento, todas las ilusiones, se nos caían en un momento. Creo que Miguel y yo nos miramos y por un segundo pensamos en dejarlo también. Pero no podíamos hacerlo. Se lo debíamos fundamentalmente a Sergio, y por él, y por los familiares y amigos que se habían movilizado para apoyarnos nos conjuramos para continuar la prueba hasta finalizarla.
Poco a poco, fueron cayendo las horas y los kms. Llegó la noche, y allí seguían nuestros amigos a cada poco esperándonos en cada recodo del camino para animarnos. Sufrimos como perros. Se nos alargaron las subidas interminables, las bajadas insufribles, oímos el canto inigualable de los pájaros en una noche mágica de cielo estrellado, vivimos la soledad, la solidaridad de la gente que nos daba caldo, chocolate... compartimos el esfuerzo y también la desesperación de sentirse perdidos en medio de la nada, pero cuando las cosas iban mal, pensábamos en Sergio y nos sentíamos muy afortunados de poder seguir y también en la obligación moral de hacerlo.
Tras un error de la organización que nos hizo añadir otros 3 kms a los 107 que marcaron los GPS, y después de 18 horas y 44 minutos, oficiales, enfilamos la recta de llegada., enormemente satisfechos y sin grandes dolores. Acabamos en los puestos 117 y 118 y allí seguían nuestras esposas y amigos, celebrando lo que para nosotros es un enorme éxito.
Del resto, tenemos constancia de que Manuel Pérez acabó el 60 en 16,40 y Diego Seco, llegó sobre 40 minutos antes que nosotros , así como de que Julián también tuvo que retirarse por problemas físicos. Fernando Gil acabó su maratón "ampliada" en el puesto 37, por debajo de siete horas; Victor acabó el 68 en 10, 23 en duatlón, y Jose Antonio, Miguel Ortiz, Basanta y Jose "Parra", acabaron también su prueba ciclista.
Es pronto para decirlo, pero todo hace indicar, que el año que viene, volveremos unos cuantos a enfrentarnos a este reto sobrehumano de los 101 kms peregrinos.
Lo dicho, enhorabuena a todos, los que finalizaron y los que no pudieron hacerlo a causa de las lesiones o del esfuerzo. Gracias una vez más a nuestras familias y amigos y ahora a reponerse para futuros retos.
7 comentarios:
Muchas gracias amigos como ya he dicho es un honor correr con vosotros, sois muy grandes.
Mis mas sincera enhorabuena compañeros, un abrazo enorme, y a ti Carlos adicional un beso, tu hermano
FER
ENHORABUENA y FELICIDADES
ADAS, TrotADAS y Peña Ciclista VALDEORRAS.-
P.D.
Gracias Carlos, por ponerme
la foto de la: "Rubia"
Ahora toca descansar y pensar en un nuevo reto.
Miguel
Enhorabuena Carlos!
La tengo apuntada en el calendario de carreras por hacer, a ver si el año que viene puedo irme para allá.
Un saludo
acabo de leer la la crónica de la 101 peregrinos, la cual reconozco que disfruto en mi bicicleta, ya que problemas físicos no me permite hacer corriendo....y la verdad tengo los pelos de punta, sois unos monstruos....
Olé, olé y olé... a los que llegaron, a los que se quedaron por el camino, a todos, porque todos merecéis ese reconocimiento!
Impresionante crónica!!! Me están entrando ganas de salir corriendo!!!
Ahora a recuperarse para As Ermitas!
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