Este domingo, corrí la Maranalón por cuarta vez en mi vida. Ya había participado en la prueba en los años 92 y 93, cuando el recorrido seguía el curso del río Nalón por la vieja carretera que baja del puerto de Tarna. En una de ellas lo hice con mi hermano mayor, Javier, mi cuñado Polín, y el incombustible Ricardo Vieites, cuando defendíamos los colores de la A.C. Tiburi, de Puebla de Trives. Volví hace un par de años, con un trazado nuevo que partía de Rioseco, y que había perdido gran parte de su belleza paisajística. En esta edición, los organizadores han retomado el lugar de salida de antaño, en la localidad de Caso, pero no han conseguido llevarla por la vieja ruta.
En el momento de la partida 141 corredores -curiosamente ninguna mujer-, estábamos dispuestos a enfrentarnos a un día nublado, con algo de llovizna en los primeros kilómetros. Como si fuese una premonición, una piedra del camino, señalaba el número 55 -las maratones que llevaba finalizadas hasta el momento actual-. Pronto la carrera se rompió en mil pedazos y quedamos por atrás media docena de corredores. Aprovechando el perfil descendente, me lancé en busca de poder bajar de las cuatro horas y media. ya cerca del kilómetro 30, atrapé a un junior que debutaba en la prueba y que andaba debatiéndose entre retortijones de tripa y deseos de abandonar. Lo vi claro. O me quedaba con él y le ayudaba, o no acabaría la prueba. Había llegado la hora de devolverle a la maratón alguno de los muchos favores que ella me lleva regalando a lo largo de todos estos años. Me paré, le esperé mientras entraba en un bar a recuperarse, negocié con los jueces que queríann descalificarlo y poco a poco lo fuí llevando a ratitos corriendo, a ratitos andando hasta la meta. Allí llegamos en 4h y 43 minutos, acompañdos de otro veterano que también se nos había unido en los kms finales. Cerca de treinta corredores no conseguían acabar la prueba, y para mi supuso una satisfacción enorme hacerlo de esta forma.
Como siempre, agradecer a mi mujer y a mis hijos Ana y su novio Gesto, su apoyo a lo largo de toda la prueba, que completó un fin de semana de turismo, naturaleza, deporte y gastronomía, perfecto.
Ahora -si Dios quiere-, a por la de Toral, que sería mi septima maratón del año.
1 comentario:
Que grande eres hermano. FELICIDADES ! ! !
Lo primero que estás mucho mejor sin esas barbazas,...mas glamuroso :)
Me parece genial que sigas corriendo siempre con ese ánimo y ganas de ayudar a otros, la verdad que los 42kms y tu teneis una relación muy especial por muchos años ya.
Un abrazo enorme para toda la familia,
FER
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