lunes, 18 de noviembre de 2013

IIª MARATÓN DE TOROZOS

¡ Qué hermosa experiencia la que pudimos disfrutar éste domingo, disputando Miguel y yo, la segunda edición de la maratón de los montes Torozos, en Valladolid. Con organización modélica por parte de los entusiastas amigos de los "Trotapinares", la prueba se disputaba desde Wamba, un pueblo con más de catorce siglos de historia, donde murió el rey Godo Recesvinto y donde fue coronado su sucesor Wamba, y discurría entre los valles y el páramo, recorriendo Peñaflor de Hornija, San Pelayo, Torrelobatón y Castrodeza.





La mañana, cuasi otoñal, invitaba a abrigarse bien. En teoría se trataba de ir juntos en tres grupos a ritmos de 5, 5 y medio y 6 minutos por Km, hasta el km 30 en que ya se haría tramo libre. En la salida pudimos saludar a varios amigos como Angel de la Mata, incombustible siempre que de retos de correr se trata, o a Pepe Caballer, que había venido conduciendo toda la noche desde Valencia para acabar su 221 maratón, o mi amigo de infancia del colegio, "Pachín" Ruiz Sanz, con quien corría los crosses escolares cuando teníamos diez o doce años y que debutaba en la distancia, o el "tripi" Santamaría que algo había oído hablar de unos hermanos "Revuelta" que fundaron el club hace ya más de veinte años...


Como siempre, Merce y Raquel, se disponían a seguirnos a lo largo de la carrera y contaban en esta ocasión con el apoyo de mi madre, la abuela Josefa, que no estaba dispuesta a perderse el poder animar en una carrera más como ha hecho en los últimos 42 años, como quien dice, media vida.



Mientras nosotros nos peleábamos con las primeras cuestas del recorrido, a ritmos muy por debajo de los seis minutos en unión de Pepe, tratando inútilmente de no descolgarnos demasiado, las chicas aprovechaban para visitar el famoso osario de la localidad, el más grande de España.




Pronto nos dimos cuenta de que nuestro esfuerzo por seguir el ritmo del grupo era inútil y cuando pasamos el km 10 en 59 minutos, decidimos relajarnos y proseguir como pudiéramos. Pero el daño ya estaba hecho. Antes de Torrelobatón nos quedamos Miguel y yo, mientras Pepe proseguía su carrera un centenar de metros por delante.



Así continuaríamos hasta que poco después del km 33, alcanzamos a Pepe, que iba completamente agarrotado por el frío, y con el apoyo de nuestras chicas, y de los voluntarios de la organización fuimos tirando de regreso hacia Wamba.



El día fue empeorando con rachas de viento y lluvia, que dificultaban nuestro avance. Miguel empezó a sentirse mal, y solo el hecho de no dejarme abandonado, le dio fuerzas para poder entrar juntos en la meta en 4h y 41 minutos, donde nos aguardaba una sopa de ajo y un chocolate calentito.





Después, nos fuimos unos cuantos a comernos un buen cocido castellano para reponer fuerzas y charlar de la proeza realizada.


En definitiva, una prueba durísima, por el trazado y la climatología, pero que nos deja un grato sabor de boca por el excelente trato que nos dispensaron, el ambiente de camaradería y en definitiva, disfrutar de un día inolvidable gracias al esfuerzo de organizadores, voluntarios etc. ¡Ojala el próximo año vuelvan a organizarla!. Nosotros ya nos hemos ofrecido para llevar el globo de las cinco horas.

3 comentarios:

BaoEs dijo...

Que quereís que os diga.....

!!! Que sois los mejores !!!

Haga frio ó calor....
terminar una nueva MARATÓN
es lo mejor....

A de la Mata. dijo...

Fue un placer compartir carrera y cocido con vosotros. Carlos, fue un placer conocer a tu Sra. Madre. Un abrazo. Y gracias a vuestro "público" y a Raquel por las fotos.
A de la Mata.

Miguel Ángel dijo...

El año que viene nos tocará el globo de las 5 horas